Suele ocurrir que la crítica de Hume a la causalidad se nos atragante.
Es decir, o bien que no la entendamos, o bien que pese a entenderla nos parezca algo disparatado.
Y es que choca no sólo con un presupuesto básico de las ciencias de la naturaleza.
Sino también con una idea implícita con la que funcionamos en nuestra vida cotidiana.
Este presupuesto de la ciencia o idea implícita de nuestra vida cotidiana no es otro que el del principio de causalidad.
Es decir, o bien que no la entendamos, o bien que pese a entenderla nos parezca algo disparatado.
Y es que choca no sólo con un presupuesto básico de las ciencias de la naturaleza.
Sino también con una idea implícita con la que funcionamos en nuestra vida cotidiana.
Este presupuesto de la ciencia o idea implícita de nuestra vida cotidiana no es otro que el del principio de causalidad.
Cuando el científico describe un determinado comportamiento de la naturaleza y lo precisa expresándolo en una fórmula matemática, da por supuesto que dicho comportamiento es regular, es decir, que describe tanto el presente, como el pasado, como el futuro de los cuerpos sometidos a dicho comportamiento. Por eso mismo a dicha fórmula la denomina "ley", pues dicta cómo deben ocurrir las cosas en el futuro.
Cuando abres el grifo del lavabo esperas que lo que salga no sea leche sino agua, cuando te comes una manzana no esperas que te envenene sino al contrario y si no das un salto al vacío desde lo alto del risco de Famara es porque no crees que en ese momento te nazcan unas alas que te permitan planear y descender suavemente sobre la playa.
Pero todo ello -dice Hume- pertenece al futuro, del que no poseemos impresiones, y nuestras suposiciones al respecto no se basan en otra cosa que en la costumbre y el hábito de lo que ha venido ocurriendo en el pasado.
Cuando abres el grifo del lavabo esperas que lo que salga no sea leche sino agua, cuando te comes una manzana no esperas que te envenene sino al contrario y si no das un salto al vacío desde lo alto del risco de Famara es porque no crees que en ese momento te nazcan unas alas que te permitan planear y descender suavemente sobre la playa.
Pero todo ello -dice Hume- pertenece al futuro, del que no poseemos impresiones, y nuestras suposiciones al respecto no se basan en otra cosa que en la costumbre y el hábito de lo que ha venido ocurriendo en el pasado.
Son, por lo tanto, meramente probables, mas no conocimiento cierto.
Es decir, que como el pavo inductivista de Russell, podríamos estar equivocados.
No obstante, cuando en clase puse algunos ejemplos de las cuestiones de hecho que, según Hume, no podemos dar por sentadas, más de uno se revolvió en el asiento con una sonrisilla irónica en la cara.
Por ejemplo:
Es decir, que como el pavo inductivista de Russell, podríamos estar equivocados.
No obstante, cuando en clase puse algunos ejemplos de las cuestiones de hecho que, según Hume, no podemos dar por sentadas, más de uno se revolvió en el asiento con una sonrisilla irónica en la cara.
Por ejemplo:
-¿Cómo podemos estar seguros de que mañana amanecerá? No tenemos esa certeza.
-Pero es que es un hecho. La ciencia lo explica.
-La ciencia nos explica por qué el movimiento de rotación produce la sucesión del día y la noche, así como por qué se produce a esa velocidad y no a otra...
-Pues ya está.
-No, no está. Pues no nos garantiza que esa sujeción a esa ley vaya a producirse también mañana. ¿Y si de pronto la naturaleza cambia, "le da por cambiar"? Sería muy extraño pero... ¿acaso resulta inconcebible? ¿acaso resulta imposible?
Suena muy raro, lo sé... Y sin embargo, hubo quien se tomó muy en serio la hipótesis de Hume de que quizás no amaneciera al día siguiente. Y para tranquilizarnos a todos, calculó la probabilidad de que en un momento dado el sol vaya a aparecer un día más:
Suena muy raro, lo sé... Y sin embargo, hubo quien se tomó muy en serio la hipótesis de Hume de que quizás no amaneciera al día siguiente. Y para tranquilizarnos a todos, calculó la probabilidad de que en un momento dado el sol vaya a aparecer un día más:
(d+1) / (d+2)
La Regla de Sucesión permitió a Laplace recuperar la calma tras el desasosiego que probablemente le habría producido el planteamiento de Hume.
La Regla de Sucesión permitió a Laplace recuperar la calma tras el desasosiego que probablemente le habría producido el planteamiento de Hume.
Si te fijas en cómo funciona esta fácil regla te darás cuenta de que Adán, el primer hombre, no hubiera debido sentirse tan seguro de que amaneciera como el propio Laplace, o como tú mismo.
Sin embargo, yo me sigo preguntando...
¿Consigue refutar la fórmula de Laplace la crítica de Hume a la causalidad?
¿Consigue refutar la fórmula de Laplace la crítica de Hume a la causalidad?