sábado, 27 de octubre de 2007

SoFiStAs ReLaTiViStAS

Esta semana nos hemos detenido brevemente en la polémica entre Sócrates y los sofistas en torno al conocimiento y particularmente a propósito del conocimiento moral: la ética.

En el plano general del conocimiento, la mayor parte de los sofistas eran defensores del escepticismo, es decir, pensaban que era imposible alcanzar un conocimiento absoluto y objetivo de la realidad, bien fuera por la limitación de nuestras facultades cognoscitivas, bien porque cada cual conoce la realidad desde su propia perspectiva o punto de vista, desde una posición que hace del conocimiento una experiencia subjetiva y personal.

Esta postura les condujo en el plano de la ética al relativismo moral, esto es, a la doctrina según la cual las normas y valores morales de cada cultura o (en su versión extrema) de cada individuo dependen de o son relativas a dicha cultura o individuo.

A esta doctrina se opone la postura defendida por Sócrates, el universalismo. El universalismo moral sostiene que existen una serie de normas y valores morales que deben respetarse en todas las culturas, pues son universalmente válidas. Sólo apelando a tales valores o normas universales resulta legítimo criticar y rechazar determinadas prácticas morales propias de otras culturas, otros pueblos, otras gentes (o al contrario: realizar un trabajo de autocrítica de la propia cultura, pueblo o persona).

El debate (que originan los sofistas y Sócrates) está servido y se prolonga hasta nuestros días: ¿es posible criticar determinadas prácticas de otras culturas, como la poligamia, la poliandria o la ablación del clítoris? ¿o bien cada cultura tiene su propio sistema de valores y no tenemos ningún derecho a imponer nuestros valores a las culturas y pueblos vecinos? ¿qué postura mantener en un mundo globalizado como el nuestro en el que los flujos migratorios son cada vez más frecuentes y hacen que tales prácticas culturales diferentes no son un "caso de libro", sino una realidad cercana y próxima?

¿Tú qué opinas? Espero tu respuesta a esta cuestión de tanta actualidad en un comentario a este post.

Pero volvamos al siglo V antes de Cristo, a Sócrates y a los sofistas. A continuación, te invito a que visites un blog muy interesante sobre las asignaturas de Filosofía de bachillerato: "La lechuza de Minerva". En el post titulado "Un problema relativo" encontrarás una situación entre divertida y macabra. Te invito a leerla y a contestar en su blog o en éste al problema (relativo) que nos plantea el profesor Quesé. También tienes en el mismo post una presentación sobre Sócrates y los sofistas que te puede ser muy útil a la hora de estudiar.

viernes, 19 de octubre de 2007

eL GaLLo De SóCrAtEs

Hoy hablamos en clase acerca de la muerte de Sócrates y estuve divagando un poco en torno a esas últimas palabras pronunciadas por el insigne filósofo antes de apurar de un sorbo la mortal cicuta:


"Critón, le debemos un gallo a Esculapio. Paga mi deuda y no la olvides"


Les comenté a los alumnos que era común entre los griegos ofrecer un gallo a Asclepio (Esculapio es el nombre romano), dios de la medicina, cuando alguien se recuperaba de una enfermedad y sanaba. Y que, en este sentido, Nietzsche había aventurado una hipótesis audaz: la de que Sócrates era un individuo incapaz de valorar en toda su plenitud la vida, a la que consideraba una enfermedad, razón por la cual apuró sin rechistar la copa de cicuta e incluso consideró que por poner fin a esta enfermedad que era la vida le debia un gallo a Esculapio.


Al llegar a casa investigué un poco más en internet y descubrí que en torno a estas últimas palabras de Sócrates había corrido mucha más tinta de la que había imaginado. En realidad, no podía ser de otro modo: las últimas palabras que pronuncia un ser humano no son como para que a nadie pasen desapercibidas. Y menos cuando el que las pronuncia es considerado por el Oráculo de Delfos el hombre más sabio de entre los antiguos griegos.


Así pues, te propongo lo siguiente. Te propongo que investigues tú también sobre este enigma: el significado de la misteriosa y última frase que pronunció Sócrates junto a sus discípulos. Para ello, te recomiendo el siguiente enlace, en el que se resumen varias de las hipótesis que los estudiosos del tema han ofrecido:


Después de haber leído tales hipótesis: ¿Cuál te resulta más convincente? ¿cuál te parece más sugerente? ¿por qué?...


Puedes contestar mediante comentarios a esta entrada, o bien creando un post en tu blog.