Esta semana nos hemos detenido brevemente en la polémica entre Sócrates y los sofistas en torno al conocimiento y particularmente a propósito del conocimiento moral: la ética.
En el plano general del conocimiento, la mayor parte de los sofistas eran defensores del escepticismo, es decir, pensaban que era imposible alcanzar un conocimiento absoluto y objetivo de la realidad, bien fuera por la limitación de nuestras facultades cognoscitivas, bien porque cada cual conoce la realidad desde su propia perspectiva o punto de vista, desde una posición que hace del conocimiento una experiencia subjetiva y personal.
Esta postura les condujo en el plano de la ética al relativismo moral, esto es, a la doctrina según la cual las normas y valores morales de cada cultura o (en su versión extrema) de cada individuo dependen de o son relativas a dicha cultura o individuo.
A esta doctrina se opone la postura defendida por Sócrates, el universalismo. El universalismo moral sostiene que existen una serie de normas y valores morales que deben respetarse en todas las culturas, pues son universalmente válidas. Sólo apelando a tales valores o normas universales resulta legítimo criticar y rechazar determinadas prácticas morales propias de otras culturas, otros pueblos, otras gentes (o al contrario: realizar un trabajo de autocrítica de la propia cultura, pueblo o persona).
El debate (que originan los sofistas y Sócrates) está servido y se prolonga hasta nuestros días: ¿es posible criticar determinadas prácticas de otras culturas, como la poligamia, la poliandria o la ablación del clítoris? ¿o bien cada cultura tiene su propio sistema de valores y no tenemos ningún derecho a imponer nuestros valores a las culturas y pueblos vecinos? ¿qué postura mantener en un mundo globalizado como el nuestro en el que los flujos migratorios son cada vez más frecuentes y hacen que tales prácticas culturales diferentes no son un "caso de libro", sino una realidad cercana y próxima?
¿Tú qué opinas? Espero tu respuesta a esta cuestión de tanta actualidad en un comentario a este post.
Pero volvamos al siglo V antes de Cristo, a Sócrates y a los sofistas. A continuación, te invito a que visites un blog muy interesante sobre las asignaturas de Filosofía de bachillerato: "La lechuza de Minerva". En el post titulado "Un problema relativo" encontrarás una situación entre divertida y macabra. Te invito a leerla y a contestar en su blog o en éste al problema (relativo) que nos plantea el profesor Quesé. También tienes en el mismo post una presentación sobre Sócrates y los sofistas que te puede ser muy útil a la hora de estudiar.
En el plano general del conocimiento, la mayor parte de los sofistas eran defensores del escepticismo, es decir, pensaban que era imposible alcanzar un conocimiento absoluto y objetivo de la realidad, bien fuera por la limitación de nuestras facultades cognoscitivas, bien porque cada cual conoce la realidad desde su propia perspectiva o punto de vista, desde una posición que hace del conocimiento una experiencia subjetiva y personal.
Esta postura les condujo en el plano de la ética al relativismo moral, esto es, a la doctrina según la cual las normas y valores morales de cada cultura o (en su versión extrema) de cada individuo dependen de o son relativas a dicha cultura o individuo.
A esta doctrina se opone la postura defendida por Sócrates, el universalismo. El universalismo moral sostiene que existen una serie de normas y valores morales que deben respetarse en todas las culturas, pues son universalmente válidas. Sólo apelando a tales valores o normas universales resulta legítimo criticar y rechazar determinadas prácticas morales propias de otras culturas, otros pueblos, otras gentes (o al contrario: realizar un trabajo de autocrítica de la propia cultura, pueblo o persona).
El debate (que originan los sofistas y Sócrates) está servido y se prolonga hasta nuestros días: ¿es posible criticar determinadas prácticas de otras culturas, como la poligamia, la poliandria o la ablación del clítoris? ¿o bien cada cultura tiene su propio sistema de valores y no tenemos ningún derecho a imponer nuestros valores a las culturas y pueblos vecinos? ¿qué postura mantener en un mundo globalizado como el nuestro en el que los flujos migratorios son cada vez más frecuentes y hacen que tales prácticas culturales diferentes no son un "caso de libro", sino una realidad cercana y próxima?
¿Tú qué opinas? Espero tu respuesta a esta cuestión de tanta actualidad en un comentario a este post.
Pero volvamos al siglo V antes de Cristo, a Sócrates y a los sofistas. A continuación, te invito a que visites un blog muy interesante sobre las asignaturas de Filosofía de bachillerato: "La lechuza de Minerva". En el post titulado "Un problema relativo" encontrarás una situación entre divertida y macabra. Te invito a leerla y a contestar en su blog o en éste al problema (relativo) que nos plantea el profesor Quesé. También tienes en el mismo post una presentación sobre Sócrates y los sofistas que te puede ser muy útil a la hora de estudiar.